💛 Frustración.

Hace poco, tuve un problema con Valeria.

Mira.

Ella es una niña brillante y curiosa, pero se frustraba con facilidad cuando las cosas no salían como ella quería.

Te cuento…

Un día, en clase, estábamos trabajando en un proyecto de arte y Valeria no lograba que su dibujo saliera como ella lo imaginaba.

—Maestra, no puedo hacerlo. ¡No me sale bien! —dijo Valeria, con lágrimas en los ojos y la voz temblorosa.

—Valeria, entiendo que te sientas así. Todos nos frustramos cuando algo no sale como queremos. Pero ¿te gustaría que intentemos algo juntos para que te sientas mejor? —le pregunté suavemente.

Ella miraba fijamente al piso.

Después de pensarlo un poco, asintió.

¿Qué hicimos?

👀

  1. Respiración profunda: Le enseñé a Valeria una técnica de respiración profunda para calmarse. Le pedí que inhalara profundamente contando hasta cuatro, sostuviera el aire por cuatro segundos y luego exhalara contando hasta cuatro.

    —Valeria, respira profundo conmigo. Inhala... 1, 2, 3, 4. Ahora sostén... y exhala... 1, 2, 3, 4. ¿Te sientes un poco mejor? —le pregunté.

    —Sí, un poquito, maestra. Gracias —respondió Valeria, con una sonrisa tímida.

  1. Dividir el problema en partes más pequeñas: Luego, le mostré cómo dividir su dibujo en partes más pequeñas y manejarlo paso a paso. Esto le permitió concentrarse en una sección a la vez y no sentirse abrumada.

    —Valeria, vamos a empezar con los detalles más fáciles y luego seguimos con los más difíciles, ¿te parece? —le sugerí.

    Así es más fácil.

    Podemos hacerlo poco a poco.

  1. Refuerzo positivo: Finalmente, celebramos cada pequeño logro. Le recordé a Valeria lo importante que es reconocer sus esfuerzos y progresos, sin importar cuán pequeños sean.

    —¡Mira qué bien te quedó esa parte! Lo estás haciendo muy bien, Valeria. Sigue así —le dije con entusiasmo.

    —Gracias, maestra. Ahora siento que puedo terminarlo —respondió Valeria, animada.

Con estas sencillas estrategias, Valeria aprendió a manejar mejor su frustración y a sentirse más tranquila cuando las cosas no salían como ella esperaba.

Poco a poco, se volvió más resiliente y segura de sí misma.

Como ejercicio extra le regalé la pulsera de la resiliencia, pero eso te lo cuento mañana…

Ahora…

¡Nos leemos mañana!

Maestra Miel 💛

Por cierto…

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